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Comprender la vejez

Salud mental y envejecimiento sin estigmas

Comprender la vejez «Hay que tenerles paciencia a los adultos mayores, porque con la edad vuelven a ser como niños». Esta frase, tan instalada en el imaginario colectivo, resume una visión reduccionista del envejecimiento. El Psic. Alan Lazcano nos invita a cuestionarnos profundamente: “Esta analogía es comprensible, pero también injusta”. En nuestra conversación con Alan en el revistazo, abordamos un enfoque más humano y empático sobre la salud mental en la vejez. Desde su mirada clínica y ética, el especialista nos recuerda que envejecer no es regresar al punto de partida, sino avanzar hacia una nueva forma de estar en el mundo. “La vejez no es una infancia repetida; es una etapa con identidad propia, historia, sabiduría y necesidades legítimas”.

Este llamado a la reflexión se vuelve más urgente si consideramos el contexto demográfico de México. Según datos del INEGI (2024), el país cuenta actualmente con más de 31 millones de jóvenes, pero el Consejo Nacional de Población proyecta que para 2070, el 34.2 % de la población nacional estará conformado por personas mayores de 60 años. Frente a este cambio, Alan subraya que no basta con ampliar los servicios: hay que transformar creencias. Envejecer no debe verse como sinónimo de inutilidad.

Durante nuestra charla, profundizamos en lo que el especialista define como «viejismo»: un sesgo que niega valor, agencia y funcionalidad a los adultos mayores. No se trata solo de un prejuicio social; muchas veces es una creencia interiorizada que limita a la propia persona. Alan identifica frases comunes que lo perpetúan, como “ya está viejo, es normal que se deprima”, “ya no aprende nada” o “todos los viejos se vuelven seniles”. Estas ideas, lejos de ser inofensivas, tienen consecuencias directas como el aislamiento, la invalidación emocional, el maltrato y la falta de atención psicológica adecuada.

Sobre los cambios cognitivos en esta etapa, Alan explica que el envejecimiento sí implica ciertas transformaciones, pero no todas son patológicas. Cuatro dominios suelen verse afectados de forma natural: la velocidad de procesamiento, la memoria de trabajo, el control inhibitorio y el procesamiento sensorial. Estas transformaciones no significan pérdida de funcionalidad, sino un ajuste. Muchos adultos mayores compensan con sabiduría y experiencia. Solo cuando el deterioro compromete la autonomía como en el caso de las demencias hablamos de un cuadro clínico que requiere intervención especializada.

El envejecer, además, implica una dimensión emocional profunda: el retiro laboral, la pérdida de vínculos, el cambio de roles sociales, el duelo por la propia imagen. “A veces, lo que más duele no es el cuerpo, sino el espejo”, nos dice Alan. Comprender esta etapa desde la salud mental requiere acompañar sus pérdidas y resignificaciones. “Recordar no es estancarse. Es reconstruirse desde la memoria, integrar lo vivido y encontrar una forma de paz”.

Para transformar nuestra forma de acompañar a las personas adultas mayores, Alan propone algunos principios éticos y terapéuticos fundamentales. Envejecer no anula la capacidad de decidir, por lo que escuchar sin infantilizar es esencial. Tratar con condescendencia deteriora el yo. Validar emociones sin minimizar también es vital, ya que las emociones en la vejez son tan legítimas como en cualquier otra etapa. Decir “ya estás grande para llorar” es invalidar un dolor real. Reconocer la historia, no solo las limitaciones, fortalece la identidad y la autoestima. Cada arruga es una historia, y validarla es un acto de respeto. También es importante incluirlos en sus propias decisiones cotidianas, porque la autonomía se protege al involucrarse activamente. Y cuidar el lenguaje es otro elemento clave: las palabras construyen realidades, y el humor ofensivo o los términos peyorativos dejan marcas profundas. El respeto verbal también es una salud mental preventiva.

Al final de la conversación, Alan deja una frase que resume su visión de vida: “El envejecimiento no inicia a los 60, sino desde el nacimiento. Cada día envejecemos un poco más”. Comprender esto puede revolucionar la forma en que tratamos a quienes envejecen… y cómo nos proyectamos a nosotros mismos en el futuro. Desde el enfoque cognitivo-conductual, Alan acompaña este proceso ayudando a resignificar creencias, fortalecer vínculos y construir hábitos sin rigidez. “Acompañar a alguien es ofrecer herramientas que no imponen, sino que invitan a descubrir respuestas propias”.

En el revistazo coincidimos con esta visión: envejecer con dignidad debe ser la regla, no la excepción. Y este compromiso como bien dice Alan debe ser colectivo: familias, instituciones, políticas públicas y también medios de comunicación.

¿Qué sigue?

Queremos invitarte, lector o lectora, a compartir este artículo, dejar tus comentarios y reflexiones. El Psic. Alan Lazcano estará atento para responder y seguir generando conversación. Puedes contactarlo directamente si deseas profundizar en el tema o buscar acompañamiento.Sigue explorando más contenidos de el revistazo sobre salud mental, psicología, y bienestar en la vejez. Cada voz cuenta.

Sobre el especialista

Psic. Alan Ernesto Lazcano Rodríguez, egresado de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, certificado por la Federación Mexicana de Psicología. Especialista en terapia cognitivo-conductual. Acompaña emocionalmente a adolescentes, jóvenes y adultos desde un enfoque empático, respetuoso y centrado en la autonomía emocional.

Información de Contacto

4 comentarios en “Comprender la vejez”

  1. Hola Ricardo, qué buena pregunta. Mi mamá era así. Lo que me funcionó fue empezar a contarle cosas de mi vida y pedirle su consejo, aunque sea para cosas pequeñas como qué ropa usar. Se sintió más útil y valorada. Al principio es lento, pero de verdad ayuda a que vean que su experiencia sigue siendo importante.

  2. Me gustaría preguntarle al psicólogo Alan Lazcano: ¿cómo podemos ayudar a alguien que ya ha interiorizado este viejismo y se niega a hacer cosas porque dice que ya está viejo? Es difícil que cambien si ellos mismos se ponen las barreras.

  3. La frase de que la vejez no es una infancia repetida me llegó al alma. Mi tía siempre dice que su papá ya está como un niño y creo que no se da cuenta de lo mal que le hace. Hay que validar sus emociones, sus pérdidas. Es una etapa con sus propios retos. Excelente artículo.

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