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Redescubriendo el bienestar Adultos mayores y el poder del Mindfulness

el bienestar Adultos mayores

El bienestar Adultos mayores. Para vivir una vida plena, es esencial permitirse experimentar todas las facetas que las experiencias nos brindan. Algunas serán agradables y placenteras, otras caóticas y desafiantes, pero todas, sin excepción, son necesarias para adquirir autoconocimiento y gestión emocional. En el revistazo, conversamos con Dulce González, psicóloga y psicoterapeuta humanista, quien nos compartió cómo el mindfulness puede ser una herramienta transformadora para los adultos mayores, ayudándolos a navegar por las complejidades de esta etapa de la vida.

Como nos explica Dulce González, los adultos mayores han acumulado un sinfín de vivencias que les han permitido explorar el amor y el dolor, la confianza y la decepción, la compañía y la soledad, la salud y la enfermedad, el bienestar y la incertidumbre. Sin embargo, muchos de ellos se encuentran actualmente atravesando situaciones adversas, tanto física como emocionalmente.

Los desafíos emocionales y físicos en los adultos mayores

El dolor crónico, las enfermedades degenerativas, la sensación de vacío, la soledad, el aislamiento, la tristeza, la ansiedad, el estrés, las pérdidas y el desánimo ante un futuro incierto, son realidades que enfrentan muchos adultos mayores. Estas circunstancias a menudo resultan en pensamientos invasivos, abrumadores y catastróficos de los que, en ocasiones, no saben cómo salir. Se sienten anclados en un espiral descendente, percibiendo que pierden la capacidad de seguir adelante, que no podrán enfrentar lo que viene o, simplemente, que esos pensamientos serán su constante, resignándose a una vida a medias o con el malestar en primer plano.

Como consecuencia de este panorama, el miedo puede invadirlos y paralizarlos, llevándolos a la negación de tratamientos o de ajustes razonables en su vida. «Parece como si súbitamente ‘todo apareció’ de repente», nos comenta Dulce González. Manifiestan dolor, miedo, insomnio, irritabilidad, desconfianza, tristeza, desánimo e incluso sus habilidades cognitivas, como la memoria, comienzan a verse afectadas.

La buena noticia, como resalta la psicoterapeuta Dulce González, es que «hay alternativas y formas de afrontar cada situación desde una perspectiva respetuosa, cuidadosa, empática y que brinda resultados realistas y evidentes». Una de estas poderosas herramientas es el mindfulness.

Mindfulness

La atención plena como camino al bienestar

Mindfulness, también conocido como atención plena, es una habilidad que se desarrolla a través de prácticas de «estar presente» en la propia existencia. Dulce González, basándose en la visión de Jon Kabat-Zinn, lo explica como una forma de conectarse con la vida, centrando nuestra atención en el presente, sin juzgar, con una apertura total ante la experiencia, la sensación, la emoción y, por supuesto, ante el resultado de estas, sea cual sea. «Nos permite un mayor rango de ‘tolerancia’ ante la vida misma. Nos aleja de la evasión y nos acerca a vivenciar cada matiz que la vida nos presenta», afirma Dulce.

El mindfulness se convierte en una forma de vida, y Jon Kabat-Zinn nos comparte 8 actitudes que constituyen la base de esta práctica, fundamentales para el bienestar de los adultos mayores:

  • No juzgar: Ni a la experiencia en sí, ni a nuestra forma de sentirla.
  • Paciencia: En nuestro propio proceso de vivencia, asimilación y madurez.
  • Mantener una mirada de principiante: Abordar cada momento con curiosidad y apertura.
  • Confianza: Tanto en el entorno como en nuestros propios recursos internos.
  • No resistirse ante la experiencia misma: Permitir que sea lo que ya es, sin lucha.
  • Aceptación: Entender que todas las vivencias son transitorias. Este punto no es resignación, sino afrontar lo que ocurre tal cual, para una vez incorporado, poder gestionarlo y tomar decisiones convenientes, dejando a un lado la impulsividad y apoyándose en la reflexión.
  • Ceder: Aprender a dejar ir, a acoger la transitoriedad del acompañamiento y la pertenencia. Dejar que fluya el sistema de llegada y partida.
  • Compasión: Un concepto clave para entender el mindfulness. Es una actitud continua de suavidad, amabilidad, acompañamiento, decisión y empatía que se puede aplicar con los demás y, tanto o más, consigo mismo.

Al cultivar estas características e implementarlas en los constantes desafíos que enfrentan los adultos mayores, se generan efectos positivos notables, como veremos a continuación.

Cómo practicar Mindfulness

Pequeños pasos para grandes cambios

Las primeras prácticas de mindfulness pueden ser muy sencillas, como una aproximación a regresar a las sensaciones del cuerpo, a «volvernos a habitar», como lo describe Dulce González.

Regularmente, se puede empezar prestando atención a la respiración por un corto periodo, entendiendo que la «distracción» no es un problema, sino parte del mismo proceso. Dulce nos comparte un ejercicio sencillo que los adultos mayores pueden practicar:

«Le invitamos a la persona a cerrar los ojos si esto no le representa malestar; si no, los puede mantener abiertos. Se le pide enfocarse en las sensaciones que percibe en su cuerpo, pueden ser las provenientes de su respiración, en cualquier parte que lo pueda sentir. Si no es capaz de sentirlo, incluso puede colocar su mano en el pecho o abdomen y quedarse un momento atendiendo esas sensaciones. Si surgen pensamientos, está bien, no importa de qué índole sean, solo se le pide regresar amablemente a identificar las señales de su respiración. Puede hacerlo incluso por 3 o 5 minutos. Así empieza a reconocerse, a identificar sus sensaciones y sus pensamientos.»

Estas prácticas de mindfulness no buscan la relajación, sino que ofrecen acompañamiento en cualquier situación y enseñan el autocuidado. Se pueden realizar sentado, parado o acostado, estando sano o enfermo, por la mañana, tarde o noche. Son universales. Sin embargo, Dulce González sugiere escuchar al cuerpo: si se empieza a sentir hiperactivación (abrumación), es importante detener la práctica. «Te enseña que tienes gestión en tus experiencias. Para ello, es necesario que aprendas a darle un lugar al malestar para reconocerlo y poder cuidarte», enfatiza.

Con la práctica constante, es más fácil mantener la atención por más tiempo y ampliar las sensaciones a identificar. Se pueden hacer ejercicios de escaneo corporal, prácticas para la mente agitada, para el dolor crónico, o incluso para la alimentación y caminata consciente (que ayudan a la gestión de la impulsividad). El mindfulness es una visión de apertura, acompañamiento y pausa para poder vivir, organizar, sentir y decidir.

Es particularmente fácil de implementar para los adultos mayores, ya que no requiere actividad física intensa ni materiales específicos. Solo necesitan tiempo y conciencia de su día a día. Al centrarse en el reconocimiento de sensaciones corporales y mentales, los adultos mayores desarrollan una autorregulación gradual.

Múltiples beneficios del Mindfulness para los adultos mayores

La práctica continua de una atención sostenida y redirigida «a voluntad» o bien, enfocada en lo que ocurre en el entorno y el mundo interior, facilita una aproximación segura a la experiencia y emoción, reconociendo que estas varían en forma e intensidad. Nos brinda la libertad no de dejar de tener pensamientos y emociones displacenteras, sino de no «aferrarse» a esas historias. Permite que fluyan, se transformen o se disuelvan, sin necesidad de seguir guiones preestablecidos, confiando en los mensajes que las emociones proyectan en el cuerpo y la mente.

Al practicar la atención plena en la cotidianidad, los adultos mayores pueden ver resultados significativos en diversas áreas:

  • Reducción de ansiedad y estrés: Sentimientos comunes en la vejez que el mindfulness ayuda a mitigar.
  • Mayor facilidad para conciliar el sueño: Combatiendo el insomnio que afecta la calidad de vida.
  • Manejo del dolor crónico: Aunque el mindfulness no elimina el dolor físico, enseña a acompañarlo sin juicio, a darle espacio a la compasión ante el malestar. El cuerpo, al sentirse seguro, genera neurotransmisores que ayudan a reducir la percepción de intensidad del dolor y el sufrimiento relacionado.
  • Mejora en la percepción de bienestar físico y emocional.
  • Respuestas emocionales más reflexivas: Disminuyendo las reacciones automáticas y activando áreas cerebrales relacionadas con la calma, la reflexión, la toma de decisiones y la creatividad.
  • Mejora en la gestión emocional: Facilitando la identificación, el nombramiento y el manejo de las emociones.
  • Mente más calmada: Reduciendo significativamente la agitación y la rumiación mental.
  • Mejora de procesos cognitivos: Como la memoria, la atención y la concentración.
  • Favorece la empatía: Lo que puede mejorar las relaciones sociales de los adultos mayores.
  • Ayuda a lidiar con emociones intensas como el miedo: Permitiendo afrontarlas de mejor manera, lo que conlleva un mejor autocuidado o facilita que otros puedan cuidar de ellos.

La práctica del mindfulness es sencilla y sus beneficios son múltiples. En general, mejora la calidad de vida de los adultos mayores al ser conscientes de su experiencia, generando mayor autocuidado, menos enjuiciamiento de las circunstancias de la vida y una mayor flexibilidad al adoptar una actitud de aceptación, apertura y disposición ante la experiencia misma.

Un camino hacia la autoconciencia y el gozo en la tercera edad

A lo largo de la vida, recolectamos experiencias y recuerdos, pero no siempre somos capaces de asimilarlos. Muchas veces, preferimos evadir las emociones por considerarlas dolorosas o incómodas. Esto nos lleva a no trabajar en lo verdaderamente importante, a aislarnos, a defendernos incluso de nuestro propio sentir y, quizás, a tomar malas decisiones, ya que no aceptamos lo que ya es, lo que está siendo e incluso lo que será. Los adultos mayores tienden a tener una visión retrospectiva donde se cuestionan muchas cosas y esto los lleva a mirar hacia adelante con cierta reserva: miedo, inquietud, incertidumbre.

El mindfulness propone vivir cada experiencia, reconocer cada emoción, sensación y pensamiento, y reflexionar sobre las decisiones, pero no desde el juicio o la sentencia, sino desde la oportunidad de sentir, aprender, incorporar y, así, cuidarnos mejor, habitándonos desde un lugar seguro: nosotros mismos.

Las 8 actitudes del mindfulness transforman cada experiencia en una forma de ver la vida más empática y cuidadosa. En momentos desafiantes, una visión respetuosa, tranquilizadora pero realista acompaña, guía y comprende lo difícil que pueden resultar algunas experiencias. Nos recuerda los recursos con los que contamos para transitar la experiencia y nos hace sentir suficientes y capaces. En momentos de bienestar, nos ayuda a disfrutar, sentirnos seguros y satisfechos.

El mindfulness nos ayuda a pasar de la evasión a la capacidad de vivenciar de forma sostenida y cuidadosa cada experiencia. Nos enseña que sentir es seguro, sin importar lo que tengamos que sentir; que es sano tener diferentes emociones y que todas son atendidas y bien recibidas. Nos permite vivir dentro de una ventana de tolerancia incluso lo incómodo, siempre validando la raíz de la emoción, dándonos la oportunidad de estar presentes en nuestra propia historia.

Si deseas iniciar la práctica del mindfulness, hay muchos recursos, como audios guiados, que pueden ayudarte. Como sugiere Dulce González, es fundamental considerar las 8 actitudes fundamentales y analizar las instrucciones. El mindfulness no te pondrá en riesgo, no te pedirá que te expongas; por el contrario, siempre antepondrá tu estabilidad y protección. También puedes acudir con especialistas clínicos que te orienten. «Reconocer, afrontar y gestionar es más conveniente que esconder, negar y evadir», sentencia Dulce.

Y como dijera Humberto Maturana: «toda conducta humana ocurre en el contexto de una emoción». El mindfulness nos ayuda a reconocer las sensaciones, las emociones, los pensamientos y, por tanto, nuestras decisiones. Es una excelente opción para el autoconocimiento, la gestión emocional e incluso la salud física de los adultos mayores. Te invitamos a probarla.

¿Qué te pareció el concepto de mindfulness aplicado a los adultos mayores? ¿Crees que estas prácticas pueden ayudar a mejorar la calidad de vida en la tercera edad? ¡Comparte tus dudas o comentarios! Dulce González, psicóloga y psicoterapeuta humanista, estará encantada de conversar contigo.

Conoce más sobre la Psicoterapeuta Dulce González

Massiel Rodríguez es psicóloga de profesión y un «gran ser humano en construcción». Actualmente, trabaja de manera independiente en su proyecto de salud mental y corporal. Es psicoterapeuta con acompañamiento humanista en activo desde hace 4 años. Su formación profesional comenzó como Psicóloga organizacional, trabajando aproximadamente 5 años en el área de recursos humanos, en capacitación y desarrollo organizacional. Tiene experiencia como tallerista, formadora y capacitadora, desde niños de primaria hasta adultos mayores. También cuenta con formación en Reiki y actualmente está cursando una especialidad en Psicoterapia Corporal Biodinámica.

En el ámbito personal, Dulce es una mujer de 34 años, soltera, con dos gatos, y reside en el Estado de México. Se describe como muy curiosa, extrovertida, y le encanta conocer personas, lugares y comidas. Disfruta mucho las artes y la cultura, le encanta leer y viajar, y ha tenido la oportunidad de conocer México haciendo voluntariados, experiencias que han sido de las más significativas de su vida. Su desarrollo profesional y personal son uno solo: busca sanar su mente y su cuerpo, desarrollarse y tener una vida plena y feliz, y al mismo tiempo, proporcionar a sus clientes esta misma experiencia, brindando un camino amoroso y humano donde puedan transitar hasta encontrar la autenticidad. Su lema, inspirado en Abraham Maslow, es: «¿Para qué es la vida? La vida es para ti.»

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