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Cómo liberarse de las cadenas del pasado
Cuántas frases comienzan con «Si hubiera…» y, con ellas, un sinfín de reproches, malos entendidos, frustración y tristeza. En el revistazo, conversamos con Tonatiuh Lammoglia Riquelme, psicoterapeuta con 30 años de experiencia, quien nos ayudó a desentrañar el significado y el impacto de esta palabra en nuestra salud mental.
Comencemos por entender qué es «El hubiera» y por qué afecta tanto la vida de cientos de personas. En el contexto del lenguaje, «hubiera» es una forma del pretérito imperfecto de subjuntivo del verbo «haber», y también forma parte del pretérito pluscuamperfecto de subjuntivo («hubiera + participio pasado»). Ambas formas, «hubiera» y «hubiese», son intercambiables en la mayoría de los casos y son aceptadas por la Real Academia Española (RAE). Más sencillo: el hubiera se utiliza para expresar acciones pasadas que podrían haber ocurrido, pero no sucedieron. En otras palabras, se usa para hablar de situaciones hipotéticas o posibilidades que no se materializaron en el pasado.
Pero ¿por qué es tan importante hablar de ello desde la salud mental? Como nos explica Tonatiuh Lammoglia Riquelme, «El hubiera nos plantea posibilidades pasadas que no se concretaron, y casi siempre con una carga emocional de arrepentimiento o deseo».
La trampa de «El hubiera» Frustración y culpas imaginarias
«¿Y qué manera de perder el tiempo con posibilidades hipotéticas acerca de un hecho, no?», reflexiona Tonatiuh Lammoglia Riquelme. Sin embargo, lo hacemos una y otra vez: imaginamos cientos de escenarios diferentes sobre situaciones que no resultaron como queríamos. La razón principal de usar «El hubiera» como un ejercicio mental infértil es la falta de aceptación de un hecho del pasado que no resultó según lo planeado, de una decisión que no tuvo los resultados esperados, y la sensación de frustración que a veces sentimos sobre cómo es nuestra vida hoy.
Tonatiuh Lammoglia Riquelme nos comparte un par de ejemplos para ilustrar el poder de «El hubiera«:
Pensemos en Ana, un ama de casa. Un día, al despertar, baja a la cocina y se encuentra con trastes sucios, desorden y suciedad. Llena de frustración, comienza a divagar: «Si se hubiera fijado en Fernando, aquel muchacho tan agradable y prometedor, y se hubiera casado con él en lugar de su actual pareja, nada de esto estaría pasando». Su fantasía no se detiene ahí; se imagina una vida de felicidad y amor, lujos, una casa hermosa con sirvientes y unos hijos perfectos. Todo sería ideal. Pero al volver a su realidad y observar el caos, siente rabia y tristeza, y piensa: «Si yo hubiera hecho todo diferente, si hubiera sido más inteligente, si hubiera escuchado a mis amigas, si no hubiera sido tan tonta… pero ya es muy tarde y solo tengo esta vida que me aplasta».
Ahora, imaginemos a Carlos, un hombre lleno de deudas, con un trabajo que no le paga lo suficiente, no lo valora y no lo satisface. Todos los días piensa en aquella propuesta que le hicieron hace 15 años de formar una empresa, la cual rechazó por pensar que no valía la pena arriesgar, y que hoy es una empresa sólida. Este hombre repite en su mente la vida de satisfacciones y sin problemas económicos que tendría «si hubiera corrido el riesgo, si lo hubiera pensado mejor, si tan solo hubiera sido más osado». Pero no lo fue, y hoy se repite una y mil veces lo «estúpido» que fue por no haber tomado esa oportunidad.
La verdad detrás de la culpa y la imposibilidad de controlar el futuro
¿Cuál es el común denominador en ambos casos? La sensación de frustración. Sí, pero además de eso, como señala Tonatiuh Lammoglia Riquelme, «dentro de cada uno de ellos, existe una voz que les dice que debieron haber sabido lo que ocurriría en el futuro, que debieron prever, y al no haberlo hecho, son culpables por esa conducta errática y estúpida».
«El tramposo hubiera«, nos advierte Tonatiuh Lammoglia Riquelme, «nos dice que nuestra vida sería maravillosa y color de rosa si hubiéramos tomado las decisiones correctas, y que teníamos la obligación de haber sabido el futuro y con ello habernos evitado la ‘vida miserable’ que hoy tenemos». Esa es precisamente la trampa: hacernos sentir que no servimos para nada, que no tomamos buenas decisiones y que todo es nuestra culpa. Al encontrarnos inmersos en el abismo del hubiera, perdemos de vista que es imposible conocer el futuro y que nadie tiene el poder de controlar eventos ajenos a nuestras decisiones.
Por ejemplo, si decidimos hacer un viaje y planeamos todo de la mejor manera posible, y en el camino surge un inconveniente, no deberíamos culparnos por lo que no podemos controlar. Sin embargo, «El tramposo hubiera nos diría que si hubiéramos tomado otro camino o si hubiéramos salido más temprano, nada de eso nos estaría ocurriendo». Este pensamiento solo nos hará sentir que todo es nuestra culpa, que somos unos ineptos.
La vida es un campo minado, y cada decisión que tomamos puede tener buenas o malas consecuencias, muchas de las cuales no están en nuestras manos. Aunque podamos arrepentirnos o fantasear con lo que pudo haber sido diferente, no podemos cambiar lo que ya sucedió. La clave está en la reflexión, en aprender de las experiencias pasadas para tomar mejores decisiones en el futuro, en lugar de quedarse estancado en la lamentación. Como concluye Tonatiuh Lammoglia Riquelme, «Aferrarse al pasado con culpa estanca, aceptarlo y cambiar lo que tenemos en ese momento, es la clave para seguir adelante.»
¿Alguna vez te has sentido atrapado por «El tramposo Hubiera»?
¿Qué estrategias utilizas para liberarte de esos pensamientos de arrepentimiento? ¡Déjanos tus comentarios y comparte tus reflexiones! Tonatiuh Lammoglia Riquelme, psicoterapeuta, estará encantado de leerte y continuar esta valiosa conversación sobre la aceptación y el bienestar en nuestra salud mental.
Conoce más sobre Tonatiuh Lammoglia Riquelme:
Con 30 años de experiencia como psicoterapeuta, Tonatiuh Lammoglia Riquelme ha tenido el privilegio de conocer a cientos de personas que han enriquecido su vida personal y profesional. Sus pacientes, como él mismo afirma, son y han sido los verdaderos expertos en la conducta humana. Gracias a sus historias, hoy puede compartir una parte de lo mucho que le han enseñado en el revistazo.
- Correo electrónico: elammoglia@queretaro.gob.mx
- Teléfono: +52 55 8564 2658
- Facebook: Tonatiuh Lammoglia
- Instagram: tonatiuhlammoglia
2 comentarios en “El Tramposo Hubiera ”
A ver, con todo respeto, el «hubiera» no siempre es malo. A veces es importante reflexionar sobre los errores para no cometerlos de nuevo. Si no piensas en lo que pudiste haber hecho diferente, ¿cómo aprendes? Me parece que el artículo lo pinta como algo totalmente negativo, y no lo es. El arrepentimiento es parte del crecimiento personal.
¡Wow! Este texto es una bofetada de realidad. Justo ayer me caché pensando en que «si hubiera estudiado tal cosa…», «si no hubiera dejado tal trabajo…». La verdad es que es un círculo vicioso y me doy cuenta de que solo me hace sentir peor. La parte de que es imposible prever el futuro me hizo mucho clic. ¡Gracias por compartirlo!