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La herida fue la puerta, así me descubrí sanadora
En un mundo que a menudo nos empuja a la prisa y al ruido, encontrar un espacio de calma, claridad y conexión se vuelve esencial. Hoy, tenemos el privilegio de compartir la perspectiva de Mariana, una «sanadora de instantes con permanencia voluntaria» y «facilitadora del alma», como ella misma se describe. Mariana nos abre las puertas a su mundo, un lugar donde el acompañamiento en procesos de sanación energética, emocional y espiritual se convierte en un faro para quienes buscan recordar su esencia más pura.
Como Mariana nos comparte, las etiquetas a veces no terminan de ajustarse a la profundidad de su labor, pero si tuviera que elegir, su esencia radica en «crear espacios donde tanto otros como yo podamos recordar quiénes somos, soltar lo que ya no nos sostiene en amor, dejar ir lo que ya no nos pertenece, y desde nuestro centro —desde nuestra luz— volver a sentir calma, claridad y conexión». Esta visión tan humana y sensible es el corazón de Encuentro con ángeles, el espacio donde Mariana guía a las almas a reencontrarse con su luz interior.
Un camino de sanación tejido con herramientas propias
Mariana no elige sus herramientas desde la teoría, sino desde la vivencia. «No las elegí desde la teoría: las elegí porque me han sostenido, me han ayudado a atravesar mis propios procesos, a volver más cortos mis momentos de crisis, a transitar el dolor con más consciencia», nos revela. En el revistazo entendemos que esta autenticidad es lo que dota de verdadero poder a su trabajo. Como Mariana bien señala, su enfoque no busca evitar el dolor, pues si algo ha aprendido, es que «lo verdadero se transforma desde el ojo del huracán. No desde afuera».
La vida, en su imprevisibilidad, nos trae huracanes. «Los huracanes de la vida son inevitables», afirma Mariana. No podemos controlar el clima, pero sí podemos prepararnos mejor para la tormenta. «A veces la podemos esquivar, a veces surfear y otras veces… hay que rendirse y dejarnos revolcar o tocar por la vida». Cada lección, sin excepción, trae consigo un regalo, aunque no siempre sea visible al principio. Con el tiempo, este regalo se revela como «parte de nuestro crecimiento, parte de una misteriosa lista de pendientes evolutivos de nuestra alma en este plano». Este enfoque resiliente es una de las grandes enseñanzas que Mariana comparte en Encuentro con ángeles.
El trabajo de Mariana es multifacético y profundamente energético. Nos cuenta que trabaja «con la energía vital universal a través de mis manos. Conecto con energías de luz, canalizo mensajes, guío meditaciones». Es guardiana de varios cuencos de cuarzo, cuyas frecuencias «brindan una medicina sutil y poderosa». Además, su propia voz y cantos se convierten en un «medio de transporte para frecuencias vibratorias que tocan el alma. Todo lo que vibre y nos devuelva al corazón tiene mi atención y mi entrega».
Más allá de lo etéreo, Mariana integra prácticas que anclan la sanación en el cuerpo físico. «El trabajo con la respiración, la digitopresión, y los ejercicios somáticos se han vuelto también un gran aliado en la liberación de emociones atrapadas en el cuerpo. Porque el cuerpo recuerda, el cuerpo guarda pero también libera». Esta sabiduría integral es clave en su propuesta de sanación. Su enfoque, en sus propias palabras, es «profundamente amoroso, humano y sensible», pilares de la filosofía de Encuentro con ángeles.
Si Mariana tuviera una «fórmula mágica», nos diría que es esta: «la fe en la energía, el poder de la intención y la certeza absoluta de que somos parte inherente de una fuerza amorosa, creadora y poderosa». Mariana cree firmemente en las leyes universales y en la transformación que ocurre cuando alguien se atreve a mirarse con honestidad, incluso en los momentos de mayor vulnerabilidad. Su fe en las «infinitas posibilidades» y en que todas tienen la misma oportunidad de manifestarse, si les damos espacio, es un mensaje de esperanza constante.
Para Mariana, cada alma que llega a su espacio es un honor. «Me siento profundamente honrada de acompañar a cada alma que llega a mi espacio, buscando algo que tal vez no puede nombrar, pero que su ser ya reconoce como un lugar seguro. Un lugar para volver a sí mismos». Su propósito no es salvar a nadie, sino ponerse «al servicio en amor, recordándoles algo que a veces olvidamos: que ya tienen todo lo que están buscando. Solo hace falta desempolvar un poquito el alma, ablandar el juicio, abrir el corazón, soltar el cuerpo… y volver a casa». Este es el verdadero corazón de Encuentro con ángeles.
El terremoto interior que abrió la puerta a Encuentro con Ángeles
Mariana nos comparte cómo llegó a hacer lo que hace, cómo lo descubrió y qué tuvo que pasar para que tomara este camino. «Como lo decía líneas atrás: esto no nació desde la teoría», nos explica. «No fue una elección consciente ni por gusto. Nació desde la oscuridad, el miedo, la frustración, la tristeza, la falta de confianza, el vacío, el dolor… y la enfermedad». Su relato es un testimonio de resiliencia y transformación, una muestra de cómo las experiencias más duras pueden ser el catalizador de un propósito.
Ha atravesado situaciones difíciles, como muchas personas, y no emite juicios ni comparaciones, porque el dolor es relativo. Sin embargo, nos revela que sí hubo un «parteaguas», un «momento clave», una «llamada de atención», una «sacudida», un «banderazo de salida». Fue, en sus palabras, «un grito del universo. Uno que me incomodó lo suficiente para que me moviera, para que despertara, para que hiciera cambios».
En esa época, su vida estaba marcada por el ajetreo empresarial: «trabajaba de sol a sol: vuelos, comidas, cenas, metas, planeaciones, presentaciones. Café y bebidas energéticas para mantenerme en pie. Comidas a deshoras, poco sueño, casi nada de ejercicio, poca agua, poca vida social… y un día, el cáncer tocó mi puerta». Este fue su «terremoto interior», su «tercera llamada para comenzar la función».
A partir de ahí, Mariana se vio obligada a una profunda introspección: «¿Cómo estaba cuidando de mí? De mi templo que es mi cuerpo, ese que me prestaron para transitar este planeta. ¿Cómo cuidaba mi mente? ¿Cómo cuidaba mi corazón? ¿Cómo cuidaba a mi alma?». Pasó por cirugía, radiaciones y ajustes físicos, pero los más difíciles fueron los emocionales. «Mi mundo, tal como lo conocía, se desmoronó. Todo se transformó. No reconocía quién era, dónde estaba, ni con quién. Ya nada hacía sentido».
En medio de esa crisis, comenzó a recibir «terapias de todo tipo». Hasta que sus padres, preocupados, le preguntaron si no quería hacer una pausa. La respuesta de Mariana, surgida desde lo más profundo, fue reveladora: «Todo sirve. Seguro esto es como un rompecabezas, y cada pieza suma. Cada una me llevará a una respuesta». Empezó a hacer cambios, consolidando un camino que la llevaría a fundar Encuentro con ángeles.
Dos años más tarde, cuando la calma parecía haber llegado, un segundo «terremoto» la sacudió: otra cirugía, otra ronda de radiación, y con ellas, una nueva oleada de preguntas y miedo. Fue entonces cuando ocurrió algo que transformó su vida por completo: «una canalización de ángeles. Me permití creer. Me permití ser guiada. Y los mensajes fueron tan claros, tan amorosos, tan llenos de verdad… que encendieron una luz en medio de toda mi oscuridad». Fue ahí donde «comenzó la sanación verdadera». Soltó anclas, empezó a viajar más ligera, y su barco «volvió a navegar con más fluidez».
Mariana comparte una profunda conexión con sus mascotas. «Bien dicen que nuestras mascotas son ángeles disfrazados», afirma. Su perrhijo, Tomás, enfermó igual que ella. «Su lealtad y amor incondicional absorbieron parte de mi dolor. Saqué toda mi fuerza para salvarlo». Además de los tratamientos médicos, Mariana comenzó a estudiar sanación energética animal. Fue en ese proceso donde se reveló ante ella «el poder del amor y de la energía». Descubrió que sus manos «desprendían algo más que tacto: conectaban, vibraban, sanaban, me reconectaron con esa fuente amorosa, infinita, creadora, de la que todos formamos parte».
La partida de Tomás fue inevitable. Mariana lo llama «graduarse», el momento en que un alma trasciende este plano. Ella entiende ahora que el plan de su alma «así estaba escrito», y que la acompañó «el tiempo que más lo necesité a mi lado». Pero Tomás le dejó «infinitos regalos», y Mariana sabe que fue él quien puso ante ella la siguiente señal: «la certificación en angeloterapia». Esta formación «cambió el rumbo de mi historia» y le recordó «la claridad que tienen los mensajes del cielo, cuando los dejamos entrar. Porque sí: la magia es para quien la cree».
Desde entonces, Mariana continuó formándose, una certificación llevó a la otra. Y cuando se sintió lista para compartir, recordó algo que su papá le dijo y que selló su destino: «Hijita, si Dios te regala un don, es tu responsabilidad compartirlo. No te lo puedes quedar solo para ti». Así, este «hermoso camino» de sanación, de ser testigo de «infinitos milagros», se inició, dando vida a Encuentro con ángeles.
Un llamado a volver a casa
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La historia de Mariana es un testimonio del poder de la resiliencia, el amor y la sanación. Si su mensaje ha resonado contigo, te invitamos a explorar más sobre su trabajo y a conectar con ella.
¿Has vivido una experiencia de sanación que transformó tu vida? Comparte tu historia en la sección de comentarios; Mariana estará encantada de leerte y de interactuar contigo.
Mariana ofrece sus servicios en línea, acercando la sanación a donde quiera que estés. Puedes encontrarla y conectar con ella a través de su cuenta de Instagram:
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Para consultas o más información, puedes contactarla directamente por whatsapp al: +52 55 3383 3732.